La cultura árabe es de las más importantes a nivel mundial por el legado que ha dejado en muchas civilizaciones, sobretodo la nuestra. El núcleo de su casa era el patio donde había un pozo siempre en el centro que abastecía al resto del hogar. Gracias a él se cocinaba en la antigüedad. El resto de las habitaciones eran oscuras, pues apenas tenían ventanas y la luz tan sólo entraba a través del patio.
La cocina estaba separada del resto de las salas al igual que la despensa, donde fundamentalmente había toda clase de hierbas y especies. La cerámica y el yeso eran básicos en la decoración y las alacenas en muchas ocasiones estaban incrustadas en la pared, recubiertas de yeso y decoradas con cerámica, donde se depositaban los utensilios, también cerámicos. Pero apenas había muebles, tan sólo algunas arcas.
La casa estaba separada entre estancias de hombres y mujeres. Los hombres usaban la zona próxima a la entrada y las mujeres vivían en la parte trasera o en las zonas altas, llamada esa parte ‘harem’, que todos conocemos.
El café y el sirdab eran muy importantes y en algunas casas se habilitaba una habitación en exclusiva para servirlos.
Todo cerámico, tanto la decoración como los envases. Es en el último periodo donde en las ciudades más avanzadas introducen el estilo de cocina europeo, como podéis ver en el post de Rocío que escribe en Meu Canto, pero en rasgos generales en los pueblos árabes el sistema sigue siendo el mismo.